Cuando un hijo llega a nuestra familia, sentimos emociones hasta ese instante desconocidas para nosotros. Poco a poco vamos eligiendo nuestro camino y construyendo los padres que queremos llegar a ser. Habrá momentos donde nos sintamos perdidos, momentos en los que nos equivoquemos y momentos en los que estaremos convencidos de estar haciendo lo correcto. Dejar que nuestros hijos nos guíen cada día y amarles incondicionalmente facilita que el día de mañana sean adultos sanos y felices.