Importancia de la alegría en el embarazo. 

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Muchas culturas 

Muchas culturas tradicionales han tenido costumbres y creencias muy concretas acerca del cuidado que se debe brindar a una mujer embarazada, y lo que ésta debe o no debe hacer, todo ello con el objetivo de preservar su salud y la de su bebé y asegurar un buen parto. Por ejemplo, los Humla, de Nepal, afirmaban que si una mujer se pelea estando embarazada, el niño saldrá peleando del vientre materno, ocasionando más dolor. Los indios mexicanos creían que la ansiedad de la madre, que se percibe como un nudo en el estómago, puede formar nudos en el cordón umbilical. Estas creencias no eran patrimonio exclusivo de tribus o pueblos tradicionales. En la civilizada Inglaterra, en el siglo XIX, a las futuras madres se les recomendaba descansar un rato cada día en una habitación tranquila para calmar las emociones y prevenir que “el niño recibiera las impresiones de malas pasiones y desfiguramientos“ (The Lancet).

Es posible que muchos de estos preceptos nos parezcan supersticiones o costumbres absurdas, lo importante es lo que subyace a todas ellas, esto es, la creencia de que las emociones, pensamientos y vivencias de la mujer embarazada influyen sobre el bebé y sobre su salud. Y en eso, tienen razón.

 

Con la ciencia en la mano

El científico Michel Odent es autor de libros con títulos tan sugerentes como El bebé es un mamífero, Las funciones de los orgasmos y La vida fetal, el nacimiento y el futuro de la humanidad. Pues bien, este doctor asegura que, a la vista del conocimiento científico, las tres primeras recomendaciones médicas para una embarazada deberían ser: sé feliz, canta y come sardinas (y otros pescados azules).

La primera de estas tres recomendaciones es la menos prescrita por los médicos y, sin embargo, en la mente de todos nosotros, el amor maternal es algo intrínsecamente asociado a la alegría. En realidad, tampoco se trata de que los médicos recomienden a las madres estar alegres, bastaría con que el hecho de ir al médico no sustituyera su alegría por la tensión y la preocupación. Los eventos de la maternidad son eventos de alegría; son hechos que, cuando se conocen, se quieren compartir con los demás. Cuando una mujer está embarazada, tiene ganas de transmitir su alegría a todo el mundo. Porque la alegría es un estado emocional altamente contagioso. Gusta contagiarlo y gusta ser contagiado de ella.

 

Emociones y embarazo

Los científicos hoy están abordando temas que antes pertenecían al arte o a la poesía. Y los médicos y psicólogos, cuando abordan algo, tienden a comenzar por lo más negativo; claro: por aquello que es enfermedad, que es para lo que han sido formados en sus carreras. Quizá por ello, la ciencia de la psicología sabe muy poco sobre la alegría como estado emocional, sus implicaciones, sus causas, sus consecuencias; la ciencia de la psicología sabe mucho más sobre ansiedad, sobre estrés, sobre depresión y sobre miedo.

Por este motivo, para extraer conclusiones científicas sobre lo que significa un estado emocional de alegría en el embarazo, no tenemos más remedio que mirar los estudios científicos sobre sus opuestos. Y los opuestos de la alegría son la tristeza, la ansiedad, la depresión, y el estrés. Y hay una hormona que se segrega cuando se padece cualquiera de estos estados de sufrimiento emocional: el cortisol. El cortisol es una hormona corticoide. Todos hemos oído hablar de los corticoides. Los corticoides son las hormonas que se segregan en la corteza (de ahí, “corticoide”) de las glándulas suprarrenales. El cortisol es la hormona del estrés mantenido por excelencia. Existe otra hormona de estrés muy importante, la adrenalina, que es la hormona del estrés agudo. El cortisol es la hormona del estrés de horas, días, semanas, meses o años. La adrenalina es la hormona del estrés que dura segundos o minutos. Uno puede estar alegre y tener prisa (estrés agudo) o estar alegre y emoción de ver a alguien o estar alegre y tener un susto. La adrenalina puede coexistir con la alegría. Pero el cortisol no. La alegría se opone a todos los estados psicológicos mediados por el cortisol. Podríamos decir que el cortisol es la hormona del sufrimiento psicológico. El cortisol es la hormona que representa todos aquellos estados psicológicos en los que no hay alegría. Podríamos decir que el cortisol es la hormona que representa la infelicidad en cualquiera de sus caras.

 

El cortisol en el embarazo

¿Qué sabemos del cortisol en el embarazo? Sabemos que el cortisol es necesario en el bebé durante las horas o días previos a su nacimiento. El bebé segrega cortisol como hormona para prepararse al esfuerzo del nacimiento. Incluso, en los hospitales, se administra un corticoide parecido al cortisol a las madres cuando saben que un bebé va a nacer prematuro. El corticoide fuerza la maduración pulmonar y la maduración intestinal para que aunque sea prematuro no tenga problemas. Pero son efectos a corto plazo. Todas las hormonas del estrés tienen esa cualidad: son buenas en periodos de corta duración; pero son pésimas si se mantienen en el tiempo.

Si se mantiene la acción del cortisol en el tiempo sobre un bebe dentro del útero, sabemos que inhibe su crecimiento y especialmente, disminuye el crecimiento del cerebro (a pesar de que existe una enzima, la 11 beta-hidroxicorticosteroide-deshidrogenasa, que protege al feto, al transformar el cortisol en su hermana inactiva, la cortisona).

¿En qué puede traducirse esto? Científicos de la Universidad de Alabama compararon el crecimiento de bebes dentro del útero entre 40 madres que sufrían depresión y 40 que no; y hallaron que la depresión antes del parto era causante de partos prematuros y de partos en los que los bebes no habían crecido lo suficiente. Y hallaron también que el cortisol podía ser el intermediario en estos efectos.

Pero no solo es cuestión de pesos al nacer. Existen estudios sobre problemas psicológicos de niños a consecuencia de estados emocionales de sus madres en el embarazo. Hay un gran estudio de Padres y Niños, llamado “Avon” que realizó un seguimiento a una muestra de 7,144 mujeres que parieron entre 1991 y 1992. La ansiedad materna mostró ser un factor independiente en la predicción de problemas emocionales cuando los niños tenían 4 años.

En otro estudio, psiquiatras finlandeses estudiaron este efecto tras el duelo de una embarazada por la muerte de alguien muy cercano. El duelo, dentro de los estados emocionales de sufrimiento, es fácil de identificar y de recoger en estadísticas. En este estudio, los psiquiatras identificaron a 167 niños cuyo padre había muerto antes de nacer y 168 niños cuyo padre había muerto antes de llegar a la edad de 1 año, todos en la II Guerra Mundial. Los dos grupos tenían similares características en cuanto a edad de sus padres y clase social Los psiquiatras siguieron la historia médica durante 35 años. Todos los niños tenían en común el hecho de que crecieron sin padre. El resultado que mostró el estudio fue que sólo los que habían perdido a su padre estando aun en el útero, tenían un riesgo aumentado de criminalidad, alcoholismo y enfermedades mentales. Los resultados de este estudio demuestran que el estado emocional de la madre durante el embarazo tiene efectos a largo plazo: más efectos que el estado emocional de la madre en el primer año de vida.

Otro estudio finlandés siguió la evolución de 12059 niños nacidos en 1966 y hasta que cumplieron unos 33 años de edad. Este estudio mostró que el índice de criminalidad entre estos hombres y mujeres era apreciablemente mayor cuando la madre había sufrido depresión en el embarazo.

Hay estudios que indican cuando las madres sufren de forma mantenida, los niños tienen peores calificaciones escolares a la edad de 9 años (y se ha comprobado que no es porque los niños tengan peor coeficiente intelectual), el doble de sentencias condenatorias judiciales a la edad de 22 años, y más trastornos psiquiátricos, incluyendo esquizofrenia a edades adultas. Se ha comprobado en estudios escandinavos sobre embarazos no deseados, que es otra variable de sufrimiento fácil de identificar.

Las implicaciones prácticas de todo esto son múltiples. La primera es que todo médico, matrona o enfermera que, profesionalmente, trate con embarazadas, tiene el deber de proteger su estado emocional. Los médicos y enfermeras tenemos que buscar eso, por encima del concepto de “cuidados en el embarazo“ que convierte cada visita en un examen o en una amenaza sobre los peligros asociados al embarazo. No es fácil en un mundo en el que para muchos de los diagnósticos del embarazo, lo único que puede la medicina ofrecer es una detección para que se pueda tomar “a tiempo” la decisión de abortar. Los profesionales del embarazo tenemos un reto para conciliar esto con la necesidad de transmitir alegría y quitar ansiedad a las embarazadas.

 

El embarazo: un motivo de alegría

~    Las actitudes de los profesionales de la salud pueden tener efectos potentes en los estados emocionales de las embarazadas. Todo profesional cuyo trabajo esté involucrado con embarazadas debería proponerse conseguir que todas ellas salieran de la consulta igual o mas contentas que cuando entraron o, al menos, con un menor grado de ansiedad.

~    La pareja o los familiares de la embarazada, pueden ofrecer a la embarazada los elementos sociales para que haya atmósfera de alegría. El embarazo es algo social (a diferencia del parto, que requiere intimidad). El embarazo es celebración y es bueno vivir el embarazo con espíritu de celebración por parte de todos los que rodean a la madre.

~    Y tú, embarazada, puedes hacer cosas como dejar de lado problemas laborales, dormir más horas o dormir una siesta, practicar deportes suaves que te reporten placer, nadar si te gusta, darte el capricho de un delicioso baño de vez en cuando, caminar por el campo o el parque, disfrutar del aire libre, cultivar las amistades, disfrutar del amor y del sexo, tanto en pareja como sola, … y darte todos aquellos caprichos que te vengan a la mente como sinónimos de vivir con alegría y placer.

~    No dejes de buscar la compañía, la camaradería y la complicidad con otras mujeres embarazadas, y compartir con ellas no sólo dudas o preocupaciones, sino también la alegría de estar en ese mismo estado especial. Acude a reuniones de grupos de apoyo a la lactancia, grupos de crianza, etc.

 

En la consulta

Si bien es cierto que hemos comenzado a cambiar las prácticas en el parto, queda todavía por cambiar muchas falsas creencias y mitos que son fuente de ansiedad y miedo, por una cultura basada en certezas y promotora de bienestar físico y emocional.

 

El seguimiento del embarazo actual pone el énfasis en la patologías, y sabe poco de fisiología. Así pues, muchas mujeres son calificadas de anémicas, hipertensas o diabéticas, o de haber subido demasiado de peso, incluso en los casos que están dentro de la fisiología normal del embarazo (aunque no de una persona normal). Estas “malas noticias“ sumergen a la madre en un estado de ansiedad y preocupación perjudicial para ella y para su bebé. El estrés emocional es muy pernicioso para el cerebro del bebé en formación. Es lo que Michel Odent llama “el efecto nocebo del cuidado perinatal“. Según este mismo doctor, las madres embarazadas necesitan un tipo de cuidado que ponga el énfasis en la salud y la normalidad, así como compañía de otras madres embarazadas o puérperas.

 

Artículo publicado en “El Mundo de Tu Bebé”, 212, Enero 2011
por el Dr. Emilio Santos Leal, médico ginecólogo. Madrid.
www.doctorsantos.com

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